La Rumba es un género musical y bailable de origen afro-español, que surge en Cuba a finales del siglo XIX, y se desarrolla después de la abolición de la esclavitud, cuando los esclavos libres dejan los campos para establecerse en las periferias de las ciudades (en particular en Matanzas y La Habana), y en los llamados “Solares”, para iniciar una nueva vida. Para estas personas, que se encuentran en los barrios y en las plazas, la danza y la música se adecuan a sus modos de ser, de vivir y de expresión, sea en el plano religioso, social que afectivo.
El ritmo de la Rumba acompañado de la percusión de los tambores (tumbador, tres dos y quinto), o simplemente con las cajas de bacalao o cajas de velas, acompañadas también de las claves o cucharas, son características que lo hacen accesible a todas las clases sociales.
La Rumba es una fiesta colectiva, su música es totalmente profana y trasciende como una especie de crónica social de los más humildes y de los marginados, en la cual se narran los hechos cotidianos, de la familia, del barrio y hasta eventos de actualidad social y política.
Con el pasar del tiempo se crean algunas variantes que conforman un complejo rítmico integrado por tres estilos básicos:
Yambú, el más antiguo con un ritmo lento y bailado con atractivos movimientos, además recuerda el modo de bailar y el comportamiento de una pareja de ancianos;
El Guaguancó, de un ritmo más rápido, donde la pareja de bailadores inicia a bailar con un juego de atracción y repulsión, justo después de haber iniciado el coro;
La Columbia, en el cual el bailador crea un diálogo con el percusionista que suena el quinto, éste cambia el ritmo acentuando los gestos y movimientos del bailador y éste a consecuencia ejecuta otros movimientos figurativos los cuales el percusionista debe responder y adaptarlos a la sonoridad del quinto, de modo que se establece una competencia rítmica entre ellos; este estilo además, tiene un carácter competitivo entre los bailadores que deciden participar.
Hoy la Rumba es el producto más característico de Cuba, es el símbolo de la resistencia cultural de los marginados de aquel entonces, pero actualmente esta música logra rebasar las expectativas del Solar y las esquinas del barrio para conquistar nuevos escenarios como son el teatro musical, la radio, la televisión y el cine, sin olvidar el carácter poético de la rumba que enriquece la literatura cubana.
La rumba forma una totalidad orgánica que muestra la complejidad y la riqueza de la identidad cultural de esta nación; de ahí que cuando, en efecto, queremos hablar del cubano, de su modo de moverse, de sus sentimientos, de sus aspiraciones y contradicciones, no podemos dejar de recurrir ni mencionar a la Rumba.
Esta constituye la manifestación más genuina y auténtica de la música popular cubana y aporta elementos fundamentales también a la Salsa, con particular referencia a la armonía del cuerpo, al movimiento de las caderas y los hombros, típicos de la gestualidad rumbera.